Blanca Egea, Head of Research en Wyser
Octubre 2021
La felicidad la vamos a encontrar en la capacidad de superarnos cada día y, si para ello, necesitamos apoyarnos en medidas conciliadoras ¡Adelante!
Aprender a ser feliz es una asignatura que deberíamos cursar todos en algún momento de nuestra vida e, incluso, me atrevo a decir que debería ser una asignatura obligatoria. ¡Nos empeñamos en aprender matemáticas, física e incluso la sintaxis, que siempre me pareció imposible…! PEROOOO alguien se ha parado a intentar entender que las pequeñas cosas de la vida son las que realmente nos hacen felices…?
Teniendo en cuenta que un 30% de nuestra vida la dedicamos al trabajo, ¿por qué no intentamos que el tiempo dedicado al mismo sea tiempo de calidad y nos haga sentir motivados?
¡Obviamente, esto no depende sólo de uno mismo, pero sí podemos ser los propulsores del cambio! Y en este contexto, creo que todas las organizaciones deberían hablar de salario emocional.
¿Y QUÉ ES EL SALARIO EMOCIONAL?
El salario emocional es un concepto asociado a la retribución de un empleado en la que se incluyen cuestiones de carácter no económico, cuyo fin es satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador, mejorando la calidad de vida del mismo y fomentando la conciliación laboral.
Que la gran mayoría de personas trabaja por dinero es una realidad, pero eso no quiere decir que la retribución económica sea lo único que importe.
Como gestora de equipos y madre de familia, lo primero que entendí es que cada integrante de un equipo atraviesa un momento vital diferente. Por ello, es importante saber identificar el salario emocional de cada uno, para, de esta manera, obtener una mayor satisfacción laboral.
El salario emocional, por tanto, es algo variable que fluctúa con el tiempo ya que la situación personal de cada uno va cambiando. Por eso, debemos ser responsables de nuestro propio salario emocional, aprender a pedir lo que nos falta y, por supuesto, es fundamental que los líderes de cada una de las compañías crean en ello y lo impulsen. Sin ellos sería imposible.
¿Y en qué se traduce el salario emocional?
En horario flexible, en teletrabajo, en días libres por ocasiones especiales, en planes de formación, en beneficios sociales, en reconocimiento y agradecimiento, en ocio, gimnasio y actividades para empleados y en un sinfín de medidas cuyo resultado final sea tu propia motivación y tu felicidad.
Y esto es lo que, a día de hoy, demandan los candidatos. Los procesos de selección han cambiado, ya no sólo es el candidato el que tiene que «vender» su perfil, ahora también somos los reclutadores los que tenemos que saber «vender» nuestros proyectos y, sin estas herramientas que implican este nuevo concepto del que hablamos, difícilmente vamos a poder atraer talento.
Por supuesto, el empleado debe cumplir con sus obligaciones para que el salario emocional tenga sentido. Ya no hablamos de horas de trabajo sino del término eficiencia. Para mí, otro de los grandes protagonistas de esta nueva era.
La felicidad y la actitud se contagian
Siempre he tenido la teoría de que la felicidad y la actitud se contagian. Por ello, tan importante es saber detectar y rodearte de un buen equipo, gente que suma y te hace crecer y ser mejor, como saber detectar aquellas personas tóxicas y aprender a decir que no.
Como dice Victor Küppers, que tuve la oportunidad de conocerlo en una convención de trabajo, «Que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz. Porque cuando tú haces feliz a los demás, tú también te sientes mejor. Los que no tenemos dramas estamos para ayudar a los que tienen dramas y para no perder la alegría por cosas menores».
Una vida cómoda no nos va a dar la felicidad, la felicidad la vamos a encontrar en la capacidad de superarnos cada día y, si para ello, necesitamos apoyarnos en medidas conciliadoras ¡adelante! Pero siempre con la satisfacción de haber cumplido y de tener la sensación de haberlo dado TODO.
El salario emocional se traduce en MÁS felicidad, MÁS motivación, MÁS compromiso, MÁS productividad y MENOS absentismo.
BLANCA EGEA, para Capital Humano.