Ignacio Herranz, Senior Consultant Sales & Marketing en Wyser, para Capital Humano.
En la vida todo son decisiones. Decisiones en el ámbito profesional, en el personal… Unas más comprometidas, otras menos… Unas tienen vuelta atrás, otras no… Pero todas nos enseñan algo. Todas tienen en común que se puede extraer un aprendizaje, más o menos valioso, pero que siempre guarda valor.
En este primer trimestre de 2021, en el tejido empresarial español, estamos viendo cómo mucha decisión tomada durante la pandemia, está teniendo su repercusión y consecuencias en el comportamiento de las personas, por ende, en la empresa y en la sociedad.
Por suerte, con la llegada de la vacuna, parece que hay menos incertidumbre y con ésta la confianza aumenta para tomar decisiones de negocio y «arriesgar» o «apostar» en muchas direcciones.
Los que nos dedicamos al mundo de la consultoría en general, y en materia de talento en particular, tenemos la suerte de conocer muchas empresas desde dentro, y en nuestras conversaciones del día a día hablamos sobre los retos, decisiones estratégicas y planes con respecto al recurso más importante: las personas. Con este artículo quisiera reflejar, desde mi perspectiva y basado en el análisis de los clientes con los cuales trabajo, dos puntos importantes que considero especialmente relevantes abrir a debate interno en las organizaciones y en cada conciencia del lector:
El primero es la necesidad imperiosa de re-orientar las conversaciones hacia una visión más constructiva del entorno laboral. Un marco de mejor entendimiento y conciliación entre «empresa» y «empleado». Me explico:
- A) Desde el foco «empresa»: ya llevamos más de un año hablando de flexibilidad, teletrabajo, modelos híbridos, etc… esto está muy bien, pero fijémonos dónde está el quid de la cuestión: Flexibilidad horaria no es lo mismo que ser flexible con respecto al negocio, o que el concepto de flexibilidad entendido como valor asociado a la forma de trabajar los proyectos en un equipo o, en definitiva, flexibilidad en la gestión de personas. No confundamos la velocidad con las ganas de correr… que hayas implantado modelos más «flexibles» no te hace SER flexible en toda su dimensión y con todo su significado.
- B) Desde el foco «empleado»: en la mayoría de las empresas una realidad es que los ERTE han sido una decisión obligada para la supervivencia de la organización. Una decisión difícil en materia de personal que, sin duda, ha dejado cicatrices en las relaciones laborales en muchos casos. Se ha pedido a las personas compromiso, resiliencia, FLEXIBILIDAD, trabajar duro para salvar los muebles y mantener el barco a flote. Es normal que, en nuestra cabeza, queramos recibir algo a cambio de este sobre-esfuerzo. No entro a juzgar si ha sido buena o mala decisión (cada caso es un mundo), pero lo que está claro es que esas decisiones pertenecen al pasado y toca aprender y sacar valor de lo vivido. Como si se tratase de la lección que un buen padre quiere dar a su hijo para que continúe su desarrollo personal, tenemos dos opciones: CARA O CRUZ. La cruz es quejarse, demandar «más para mí» y «menos para los demás», porque yo lo valgo y quiero capitalizarlo. Porque mi esfuerzo lo merece y porque si no me enfado y no respiro.
El lado de la cara, es asumir que ha sido y está siendo un momento complicado y que el liderazgo es servir y no ser servido. Que el liderazgo es compromiso y que hay que saber estar en las duras y en las maduras si quieres ser un buen líder en tu ámbito. Y eso también significa cuidar de la gente que te rodea, aunque no sean tus subordinados sino tus jefes. Porque una parte fundamental de nuestras vidas es el trabajo. Y para qué estamos aquí si no es para ayudarnos entre todos y construir. Si la Covid ha derrumbado nuestro castillo de naipes, ¿cómo lo reconstruimos más rápido? ¿solos o acompañados?
El segundo punto, tiene que ver con la fase de acción de la toma de decisiones: Ejecuta. Invierte. Apuesta. Es la única manera de aprender. Que el miedo no te frene. Lo que ya sabes puede estar integrado en tu forma de pensar, pero si no te cuestionas los cambios y no apuestas por el talento, si no estás dispuesto a permitirte cometer errores para aprender de ellos, seguiríamos trabajando bajo los mismos parámetros desde hace siglos.
Para cerrar con una reflexión e hilando este tema de tomar decisiones con la nueva forma de gestión en entornos ágiles, quiero recordar los 4 principios del Manifiesto Agile, con el objetivo de darle una pensada sobre cómo estamos trabajando actualmente y si las decisiones tomadas en estos 12 últimos meses nos hacen más vulnerables o, por el contrario, estamos mejor preparados para lo que venga:
- 1. Valorar más a los individuos y sus interacciones que a los procesos y las herramientas.
- 2. Valorar más el software funcionando que la documentación exhaustiva.
- 3. Valorar más la colaboración con el cliente que la negociación contractual.
- 4. Valorar más la respuesta ante el cambio que seguir un plan.
Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora
Marie Curie
La mejor forma de predecir tu futuro, es construirlo
Alan Kay